¿Por qué te amo? Parte 5 (fanfic de Minnie)

Luego de aquella contratación con la vicedirectora Peg y volver a nuestro recreativo “almuerzo”, finalmente mi nueva amiga se dignó a aparecer, aunque esta seguía inocente pasado hace un par de hora atrás, allí me pregunto: ¿Esta bien?

–Si –conteste– ¿Por qué? – pregunte inocentemente.

–Larga historia, después te la cuento – respondí yo a secas. Mickey aún estaba haciendo apunte sobre literatura y ahí Daisy me pregunta en voz baja: ¿Cuéntame ya son novios?  Dios, pero que pata tan imprudente era Daisy; (aunque en la actualidad sigue siendo igual de imprudente, pero aun así sigue siendo mi mejor amiga). Yo le hice la seña para que se callara, pero aparentemente a ella no le importo y siguió con su imprudencia…: Lo siento amiga, pero eso fue lo que creí porque estuvieron toda esta hora a solas.

–Daisy cállate – susurre suavemente.

–Solo decía – apunto ella graciosamente.

–No es divertido – indique yo algo molesta.

–Relájate amiga, no todos los días te dejan afuera de clase y luego después de todo el contenido que te perdiste –

– ¿Cómo? – pregunte nerviosamente.

–Si mira – contesto Daisy mostrándome su cuaderno para da veracidad de lo que estaba diciendo.

Yo no lo podía creer, el cuaderno de Daisy que estaba destinado para la clase de historia y que hace una hora estaba vacío ahora mostraba varias hojas llenas ya, yo naturalmente vi todo ese contenido escrito y con voz abrumadora dije: ¡Mierda esto es mucho que estudiar!  Mickey le quito los ojos de encima a mi cuaderno de literatura y vio el cuaderno de Daisy y allí dijo: No te preocupes Minnie, el profesor te tiene que explicar todo eso.

–Pero no me dejo entrar – aclare yo.

–Según el código educativo vol. 1, sección: 1, articulo 12: el educando, <en este caso tu>; tiene la potestad de pedir una reposición de una clase al profesor de turno para nivelarse – aclaro Mickey seriamente.

Yo me quede impresionada, al igual que Daisy, no nos esperamos una respuesta tan completa, allí harta de tanto misterio finalmente le pregunte: ¿Cómo sabes tanto de leyes?

–Porque mi padre es abogado – contesto el seriamente.

–Entonces vienes a la secundaria para seguir su paso – apunto Daisy coquetamente.

–Ni muerto sigo lo paso de mi padre, yo quiero ser un exitoso cineasta – contesto Mickey.

– ¡Un cineasta! – exclame yo.

–Si quiero ser exitoso cineasta, no quiero ser un aburrido abogado como mi padre y tampoco pienso seguir los paso de mi madre, ¡no!  Yo quiero ser un cineasta profesional – indico Mickey seriamente.

–Ya lo hablaste con tus padres, porque si yo siguiera mi sueño de seguro me desherraría – apunto Daisy seriamente.

–Sí, aunque a mi padre le gustó la idea de desherrarme a mi madre le gusto mi pequeña, pero muy fuerte convicción y le gusto más cuando le dije como se iba a llamar la empresa – respondió Mickey explicando la situación.

– ¿Ya le tienes nombre? – pregunte.

–Sí, la empresa se llamara Disney – contesto el seriamente.

Como se podrá imaginar tanto yo como Daisy nos reímos del nombre porque sonaba ridículo, (aunque quizá si me hubiese dicho en ese momento que aquel nombre se convertiría en una referencia a nivel mundial, le hubiese dicho que estaba loco).

Luego de búrlanos de aquel nombre yo le pregunte sagazmente: ¿De dónde sacaste ese nombre?  La respuesta de aquel ratón, nos dejaría helada por el resto de la conversación; él nos dijo: ¡Ese es el apellido de soltera de mi mama!  Excelente Minnie ere toda una sínica insensible, te burlaste del proyecto de chico que “te gusta”; <por favor énfasis en las comillas>. Allí rápidamente dije: lo lamento.

–No se preocupen, yo no soy un chico rencoroso – apunto el pacíficamente.

Mickey era un ratón muy pacífico y ello me consta porque luego de toda aquella burla de Daisy y yo, este se quedó tranquilo y volvió su vista a mi cuaderno, yo por otra parte tenía que ponerme al día con historia y al ver que Daisy me prestaría el cuaderno para nivelarme, yo procedí hacerlo gustosamente. Aquel tiempo paso rápidamente para todos y nos fuimos para la siguiente clase, la cual era de español, la última clase del día de hoy, al llegar todo ya estaban entrando y nosotros nos dispusimos a entrar, el profesor estaba afuera chequeando a todos los estudiantes, Daisy se le acerco y profesor le pregunto: ¿nombre y apellido?

–Daisy Patiplano – contesto ella felizmente.

Era lo peor que me podía pasa decir mi nombre bonito, hermoso y precioso, junto al apellido machado y vilipendiado por hermanas tan horrible como Tinker y Paulina. Mickey fue el siguiente, pero allí el haría algo que nunca olvidare.

–Hola profesor mi nombre es Mickey Mouse y ella es Minnie Mouse mi hermana adoptiva, no es necesario revisar la lista, está más que confirmado según la ilustre vicedirectora Peg y… –

Lo siguiente lo entendería solo después de aprender el español, porque en ese momento ni hablaba, ni entendía el español, porque el repentinamente de una forma totalmente inexplicable hablo perfectamente el idioma.

Bueno en realidad no es mi hermana, es mi novia y futura esposa, mis padres y sus padres acodaron el matrimonio desde mucho antes de conocernos y ahora estamos atado – narro el en su español impecable.

– ¿Cómo sabes tan perfectamente mi lengua? – pregunto el profesor anonadado.

Lo estudie antes de entrar a la secundaria y de mi nana que era mexicana, no me malentienda adoro el inglés, pero también he encontrado muy atractivo su lenguaje, por eso lo he estudiado y analizado para perfeccionarlo, pero me gustaría que mi novia y futura esposa lo aprendiera, por eso nos inscribimos en mismo colegio para estudiar y hacer todo junto, pero por favor no revise la lista y déjenos pasar – explico el, —aunque yo no le entendiera en ese momento—.

El profesor me miro y me pregunto en mi idioma: ¿Es cierto todo lo que él dice?

–Si – conteste yo ingenuamente.

Entonces el profesor volvió su vista hacia Mickey y le dijo en su idioma: ¡Mi felicidades pasen a clase!

Mickey y yo entramos a clase feliz como si nada hubiese ocurrido yo me senté junto a Daisy, quien me pregunto: ¿Por qué te tardaste?

–Porque Mickey estaba hablando con el profesor – conteste; – ¿Por cierto que le dijiste? – le pregunte amablemente.

–Algún día te enteraras y me darás la gracias – contesto el relajadamente.

Yo en ese momento no le pedí más explicaciones porque algún día me enteraría y cuando lo hice cas se me sale el corazón, podrán imaginarse que estuve muy molesta con él por aquel atrevimiento, pero de no hacerlo me hubiese detenido de entrar a la clase y no podría demostrar mi genuino interés en estudiar, pero se preguntara si hoy en día niego todo aquello, yo se lo dejo a su imaginación.

–continuara–

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